Menuda vuelta a la normalidad -si se puede llamar así-, después
de las merecidas vacaciones -para algunos-! En agosto, el paro aumentó
en todos los sectores de actividad, destacando el sector servicios, donde se
incrementó en más de 18.000 personas paradas, seguido de la agricultura, la
industria y la construcción. Según el Instituto Nacional de Estadística, el
paro afecta a un 20% de la población activa, 4,57 millones de personas.
Mientras tanto, Rajoy, “el Perseverante”, asiste impertérrito a
que le suelten en los mismísimos morros que no se fían de él, nada más y nada
menos que dos tercios de la Cámara, ni tan siquiera su, hasta hace poco, único
aliado coyuntural para ser investido presidente. Razones tienen, justo dos
minutos después de fracasar en la sesión de investidura, nos sorprenden con el
vergonzante affaire del exministro
Soria, al que se pretendía nombrar director ejecutivo del Banco Mundial, con
medias verdades. Recordemos que no existió tal convocatoria pública ni publicidad
en el BOE, porque se trataba de un cargo de libre designación del Gobierno y
no un concurso de méritos, decidido por 5 altos cargos del PP que
deberían haber dimitido ya, junto al ministro De Guindos y su mentor, el propio
Rajoy. Dicen
que por cuestiones meramente técnicas (que ahora han decaído) no se le puede
denegar el puestazo, con el falaz argumento de que “si un funcionario no puede
ser funcionario ¿esto qué es? (como decía el presidente en China)”. ¿Nos toman el pelo? Mentiras y más mentiras.
El dontancredismo
mariano no debe imbuirnos a todos. Más de quince millones de españoles, o sea
213 diputados, frente a 137 (7’9 millones) han votado proyectos de cambio. Es sabido
que Rajoy no concita simpatías entre las formaciones de
centro-derecha –por muy gracioso que lo encuentren-. Nos falta
una poquita imaginación política y nos sobra arrogancia (a algunos más que a
otros). Iglesias y Rivera deberán medioentenderse. El Partido Socialista y
los demás partidos del cambio deben aclarar qué van a hacer. Todo es posible y existen
innumerables opciones, incluso gobernar en minoría pactando los grandes temas
de Estado.
Este país se merece que las fuerzas del cambio hagan cuanto
antes un esfuerzo y pacten un gobierno alternativo al de la mentira, los
enchufes, los recortes ideológicos y la fustigación a las capas más débiles en
beneficio de las capas más pudientes. No se sostiene que los bancos hayan
devuelto tan sólo el 5% de los 51.000 millones/€ prestados para salir del
presunto colapso financiero y que sigamos con los desahucios.
Pónganse de acuerdo para dar seguridad y den certidumbre
a los españoles, respecto de qué se ha de hacer y cómo. De lo contrario,
seguiremos por la senda del hartazgo de la ciudadanía, la inquina hacia la
política y los políticos.
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