Estamos ante un galimatías descomunal que no entendemos nadie,
ni ninguno, salvo las operadoras de electricidad y los insignes miembros de sus
consejos de administración, que estos sí que saben, incluido el “bienpeinado”
jardinero fiel, que acaba de entrar en una de estas empresas por arte y magia
de las conocidas ”puertas giratorias”, después de su paso por la Guardia Civil.
Mientras, la mayoría de consumidores nos vemos afectados
directamente por las oscilaciones de precios que se registran en las últimas
subastas mayoristas, siempre al alza. El consumidor de a pié se pregunta ¿en
qué tarifa estoy? ¿qué características tienen cada una de estas opciones? ¿qué es
lo que me conviene contratar? ¿cómo descifro mi factura de luz? Muchas
preguntas y pocas respuestas entendibles para el mortal de los ciudadanos.
Algunos listillos siempre encuentran argumentos para
justificar sus millonarios sueldos y resultados de explotación. La "tormenta
perfecta" –dicen algunos- justifica las constantes subidas incontroladas
del precio de la luz: la ola de frío, la escasez de lluvias y viento, las
exportaciones a Francia, el encarecimiento de los combustibles fósiles como el gas
y el carbón... No sé cómo se las apañan, pero siempre pagamos los sufridos consumidores.
Menos mal que la fiscalía de Andalucía va a tomar cartas en el asunto por
presunto fraude a los consumidores de las eléctricas.
Cuando más de 5 millones de familias pasan el frío en invierno,
sin luz, agua o gas, o leo que la pobreza energética causa alrededor de 7.000
muertes al año en nuestro país, se me hiela el alma.
Por favor, señores del gobierno, hagan algo. Sean serios. No se
encomienden a "la suerte" ni a la Virgen de Regla. ¿Qué es eso de que
nos acostumbremos a que la luz va a ser más cara, como dice el propio ministro.
No digan tonterías como “que la gente acude a los comedores sociales porque no
saben cocinar”.
Por Dios! Ya está bien de gilipolleces!
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