miércoles, 13 de mayo de 2015

EstEMOS en Elecciones.


Y llegó. Para algunos, se hacen interminables cuatro años de gobiernos-desgobiernos municipales. Hay votantes-sufridores que, desesperados, dicen que tendríamos que votar cada año, porque es en este período electoral cuando más ofertas, compromisos y venta de proyectos se lanzan sobre el ciudadano. Y empiezan los refranillos y esloganes: hacer, creer, cambiar... Pero, HACER qué? CREER, en qué y por qué? 

La moda está ahora en apartarse de siglas clásicas, para introducir nuevos logos que atraigan al elector-consumidor, como “Yes, we can”, PODEMOS, CIUDADANOS, COBREMOS, GANEMOS. Muchos “EMOS”, para dar la sensación de que estas organizaciones nos pertenecen.

Por un lado, el legítimo enfrentamiento de las dos clásicas fuerzas políticas (cuestionadas como casta, hasta que los “no tan jóvenes” han centrado su mensaje) y, por otro lado, las drásticas medidas gubernativas de los últimos años con el conque de la recuperación económica, han ido minando la afección de la política, abonando el terreno a fuerzas vacilantes, de fortuita ideología e inquietante proyecto político. Si a esto le sumamos declaraciones de estos nuevos líderes, con su retórica beligerante... apaga y vámonos! Ejemplo de eslogan, “su odio, nuestra sonrisa”. Válgame!

Sorprende que alguno de estos pollos nos digan que “lo hecho hasta ahora no vale para nada”. Que “la regeneración pasa por renegar de lo hasta ahora hecho”, con mucho sufrimiento por parte de unos para beneficio de toda la sociedad. Sorprende que estos imberbes, con carita de no haber roto un plato en su vida, nos quieran gobernar aprovechando el autocuestionado deterioro democrático, como consecuencia de los casos de corrupción y otros flecos que se quedaron sueltos tras la Transición, para (a reglón seguido) corregir sus fluctuantes declaraciones. Y así nos va con la nueva composición del Parlamento de Andalucía, donde no hay manera de pactar una mínima estabilidad, conforme al mandato de los andaluces y andaluzas, por mor de los irresponsables intereses partidistas, donde de lo que verdaderamente se trata es de jugar en el tablero de las municipales y autonómicas, y de las Generales, con melindrosas maniobras de dilación. Y lo que te rondaré, morena!


Estoy con los que se niegan a pedir perdón por haber contribuido a traer una democracia, con sus virtudes y sus defectos. Una democracia de todos y para todos. Aquí cabemos todos, los de la experiencia y los jóvenes Quien se tenga que ir, que se vaya. Pero, dejemos aparte el juego de trileros. Los ciudadanos-votantes no somos tontos. Seamos generosos. Pónganse manos a la obra, y convenzan con hechos. Déjense de mensajitos y palabrerías. Ya somos una sociedad madura y más culta que hace cuarenta años gracias, precisamente, a nuestra maravillosa denostada Democracia. VotEMOS.