jueves, 30 de junio de 2016

Que corra el aire.


Podemos pensaba que unas segundas Elecciones le serían más favorables que los resultados del 20D,  esa ha sido su estrategia electoral, sin importarle el sentido del voto coincidente con el del PP en la sesión de investidura pasada. El secretario de Organización de esta formación piensa y dice que deberían dimitir todos los analistas políticos externos, obviando que la mayoría de su cúpula son polítólogos, con mensajitos de amor y “malas hierbas”. Siguen mirándose el ombligo, con declaración de guerra interna.

Las encuestas no han acertado en nada. Nada de “sorpasso”, nada de presidir el gobierno desde la izquierda y consiguiente reparto de sillones... Tampoco resulta sorprendente la práctica desaparición de Izquierda Unida, una vez integrada en el nuevo/viejo Partido, con lamentos de antiguos líderes de este partido, entre otras cosas, al elegir el momento de confluencia de estas formaciones, decidida desde las alturas con la participación de algún jubilado obsesivo.

Repito: la izquierda dividida y la derecha a partir un piñón. Poco o nada ha cambiado el panorama en seis meses: se ha impuesto el “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, frente a la regeneración necesaria. La autocrítica brilla por su ausencia y está clara para todos: demasiados protagonismos.

Esto no funciona, ni con los antiguos ni con los nuevos, y no debemos perder más tiempo en dar soluciones a los problemas vitales de la gente, inducidos y heredados. No podemos tener unas Elecciones a cada “dos por tres”, por la incapacidad de dialogar por quienes tiene la responsabilidad de gobernar. La gente se cansa. La izquierda social ha alcanzado los 11 millones de votos, frente a una derecha que se rearma con 7’5 millones de votos. 137 escaños frente a 213. Creo que está claro quién tiene la obligación de dialogar y llegar a acuerdos para recuperar derechos sociales y abandonar las políticas austericidas de la derecha europea que tanto daño han hecho a los más desfavorecidos. Si todavía se pretende recuperar derechos y representar a las clases populares y ser referente de la sociedad del bienestar, es necesario un giro de la izquierda hacia la izquierda, guardando las formas. Para conseguir un verdadero cambio debemos esforzarnos en una alternativa de progreso, con el liderazgo de una socialdemocracia consolidada y con los cambios necesarios en sus estructuras, eliminando la patrimonialización de los partidos por parte de los algunos y, si es posible, sin maniobras orquestales en la oscuridad.

Abran puertas y ventanas y que corra el aire.

Jaén, 30 de junio de 2016


ALFONSO IBÁÑEZ SÁNCHEZ